OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
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OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA
OUKA LEELE, REY SALOMÓN, LUIS ALBERTO DE CUENCA  

"EL CANTAR DE LOS CANTARES"del Rey Salomón, conteniendo 21 dibujos incorporados en el texto y 21 serigrafías originales de la artista Ouka Leele, firmadas a mano con lápiz por la misma y numeradas por el editor, con prólogo de Luis Alberto de Cuenca.
Medidas 44 x 32 x 5´5 cms., y 190 páginas.
Publicado el año 2002.

PRIMER PREMIO NACIONAL 2003 a los Libros Mejor Editados del año 2002, en la modalidad de Libros de Bibliofilia, concedido por el Ministerio de Cultura.


Historia de una vieja Biblia: El Cantar de los Cantares

    Como en el caso del desaparecido Eduardo Úrculo, del que ya tendremos ocasión de dar cuenta, Ángel Pina conocía desde los años ochenta a la fotógrafa madrileña Bárbara Allende, más conocida como Ouka Leele. Fue, recuerda el director de Ahora, con ocasión de una conferencia celebrada en el Casino Cultural de Murcia. Allí participó un grupo de jóvenes mujeres, reivindicadoras de una cultura verdaderamente progresista, que respondía al nombre de “Kalima”. Entre ellas, figuraba la desaparecida y excepcional pintora murciana Mercedes Martínez Meseguer, así como su hermana Pilar. Y una jovencísima Ouka Leele. Ahí comenzaron las primeras palabras. Después, nuevo contacto en una feria de Madrid. Pina le habló de sus proyectos. De la posibilidad de una colaboración mutua, empleando el arma de la libertad artística. Ouka Leele lo tuvo claro desde el principio: deseaba ilustrar El Cantar de los Cantares, el libro sagrado que tanto impresiona a quienes se acercan a sus densas y sensuales páginas. Su interés por el salomónico Cantar de los Cantares le venía de antiguo. Una vieja obsesión que tiene su origen en una Biblia antigua que le había regalado a la artista su padre. La misma de la que extraerían los textos para el libro, que tanta ilusión le hacía.
    Ouka Leele no era sólo una fotógrafa famosa, con importantes premios a sus espaldas. Se considera a sí misma una artista. Empezó pintando siendo muy joven. Y pasó a la fotografía, que solía retocar a mano, con el empleo de la acuarela. Había realizado vídeos, esculturas e instalaciones, con lo que completó una trayectoria elogiada internacionalmente, original y sorprendente.
    Fue un libro escrito a trancos. Con una intrahistoria que merece contarse. Cuando ya estaba casi cerrado, hizo que cambiara el esquema de la obra. Comenzó con dieciséis serigrafías, añadió dos más, y otras dos nuevamente que había visto en sueños. Veinte que, por fin, se habrían de convertir en veintiuna y otros tantos dibujos. El prólogo corría por cuenta del que era, por entonces, Secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, excelente escritor y poeta, quien, a la vista del resultado de tan singular experiencia, destaca la frescura, la emoción, ingenuidad y delicadeza de las pinturas. Unas pinturas, como manifiesta Ouka a la prensa, una y otra vez, que son una declaración de amor. A ese amor –especifica– que mueve el sol y todas las demás estrellas, “y que hace a la carne sentir sus alas y tocar el cielo aquí en la tierra”.
    El trabajo de Ouka Leele no tarda en conseguir el reconocimiento que merecía. En la prensa nacional se habla de “deliciosas serigrafías”, así como de la “exquisitez” de este trabajo. Pocos meses después, el Ministerio de Cultura, hace públicos los Premios Nacionales a los Libros Mejor Editados del año 2003. El máximo galardón en el apartado de Bibliofilia recae en la editorial murciana Ahora por la publicación de El Cantar de los Cantares, ilustrado por Ouka Leele. Un premio sin dotación económica, pero de un enorme prestigio entre los editores españoles. Una manera de acceder por la puerta grande a las principales ferias internacionales del libro.
    Aprovechando la incorporación de Ouka Leele a la editorial Ahora, lo que, en realidad, le pasó por la cabeza a Ángel Pina fue la idea de realizar un Quijote ilustrado por la artista madrileña, tras el éxito de El Cantar de los Cantares, que había satisfecho a todos sus implicados. Pero lo pospuso. El año cervantino –2005– estaba a la vuelta de la esquina y no había intención alguna de competir contra unos eventos oficiales que habrían de tener gran repercusión en todo el mundo. Un trabajo no truncado del todo –Ouka Leele ya había realizado seis serigrafías alusivas al Quijote– ya que sólo fue atrasado para una mejor ocasión.

José Belmonte Serrano
Universidad de Murcia
Fragmentos del catálogo LIBROS CON ARTE
Comunidad Autónoma de Murcia (Marzo 2007)


    “Es el amor. Tendré que ocultarme o huir”, decía Borges en un poema de El oro de los tigres misteriosamente desaparecido de sus poesías completas. Ésa es una de las maneras, acaso la más procedente, de enfrentarse a la silla eléctrica del amor, a la vibrante sacudida de su emponzoñada corriente, a sus mordiscos inmisericordes. Pero no, desde luego, la única.
    Existe, por ejemplo, un modo de encararse con el amor que consiste en abdicar de la propia libertad y hacerse un hueco en las entrañas de la persona amada, bajo su absoluto control, sin tiempo para respirar, ni para asomarse al exterior, ni para saber qué demonios ocurre fuera del zulo o al otro lado del espejo. Se embarca uno en la nave de la confusión, o sea, en la aventura de recomponer el andrógino, y hay veces en que logra ser feliz, como es feliz el árbol, o el perro que ignora su final, o el bouquet de rosas marchitas deshojándose en el jarrón. Eso es lo que pensaba del amor Gabriele d’Annunzio cuando hizo grabar en latín sobre su tumba la inscripción VSQVE DVM VIVAM ET VLTRO («[te querré] mientras viva y más allá»), dedicada a la dama de sus sueños. Eso es lo que el Cantar de los cantares predica del amor.
    He llegado a escribir contra ese Cantar, atribuido al rey Salomón, por considerarlo cursi y pretencioso, repetitivo y kitsch. Pero los años pasan, y el buen juicio acaba por prevalecer, y la insensatez de la juventud retrocede ante el sentido común de la vejez, como ceden los juncos ante el viento o los rubores de la doncella ante un sincero compromiso de matrimonio. Debo reconocer que he disfrutado con toda mi alma releyendo el Cantar de los cantares en la traducción que Ouka Leele manejó de pequeña, cuando aún se llamaba Bárbara Allende, y que ha servido de pretexto para que la pintora realice más de cuarenta serigrafías y dibujos ad hoc y yo escriba este prólogo.
    No está mal, nada mal, el sublime diálogo que Hombre y Mujer mantienen inaugurando el mundo, hirviendo en el caldero del amor, un amor que, por serlo, no renuncia a la carne aunque la trascienda, porque el amor (al menos el amor que aparece en el Cantar), entiende que no hay forma de que dos almas se comuniquen si no es a través de sus cuerpos respectivos, dándole la razón a Aristóteles y negándosela a Platón. No están mal, nada mal, las encendidas palabras del esposo, ni las arrebatadas razones de la esposa, inscritas ambas en el pentagrama retórico de la más depurada galantería y en una tradición estética que se iba a prolongar hasta el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, uno de los productos más estupefacientes de nuestro Siglo de Oro.
    Si añadimos a la belleza poética, metafórica y conceptual del Cantar esa otra parte de belleza plástica que le aporta la glosa embelesada de Ouka Leele al traducirlo en imágenes, el resultado de la mezcla no puede ser más estimulante. Frescura, ingenuidad, delicadeza, complicidad, emoción: son algunas de las cualidades que adornan los dibujos y serigrafías de Bárbara, a quien imaginamos, no sé por qué, tiernamente escondida dentro del libro, detrás de un caballete o de una cámara fotográfica, sumergida en una fiesta interminable del verdadero amor. ...

Luis Alberto De Cuenca
Madrid, 12 de enero de 2002
Fragmentos del prólogo para "El Cantar de los Cantares del Rey Salomón"


¡Que me bese con los besos de su boca!
Mejores son que el vino tus amores;
mejores al olfato tus perfumes,
por eso te aman las doncellas.
Llévame en pos de tí: ¡Corramos!
El Rey me ha introducido en sus mansiones;
por ti exultaremos y nos alegraremos.
Evocaremos tus amores más que el vino;
¡con qué razón eres amado!

Primer Poema
Negra soy, pero graciosa, hijas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar,
como los pabellones de Salmá.
No os fijéis en que estoy morena:
es que el sol me ha quemado.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
me pusieron a guardar las viñas,
¡mi propia viña no la había guardado!
Indícame, amor de mi alma,
dónde apacientas el rebaño,
dónde lo llevas a sestear a mediodía,
para que no ande yo como errante
tras los rebaños de tus compañeros.

Si no lo sabes, ¡oh la más bella de las mujeres!,
sigue las huellas de las ovejas,
y lleva a pacer tus cabritas
junto al jacal de los pastores.

A mi yegua, entre los carros de Faraón,
yo te comparo, amada mía.
Graciosas son tus mejillas entre los zarcillos,
y tu cuello entre los collares
Zarcillos de oro haremos para ti,
con cuentas de plata.

- Mientras el rey se halla en su diván,
mi nardo exhala su fragancia.
Bolsita de mirra es mi amado para mí,
que reposa entre mis pechos.
Racimo de alheña es mi amada para mí,
en las viñas de Engadí.

- ¡Que bella eres, amada mía,
que bella eres!
¡Palomas son tus ojos!

- ¡Que hermoso eres, amado mío,
qué delicioso!
Puro verdor es nuestro lecho.

- Las vigas de nuestra casa son de cedro,
nuestros artesonados, de ciprés.
- Yo soy el narciso de Sarón,
el lirio de los valles.
- Como el lirio entre los cardos,
así es mi amada entre las mozas.

- Como el manzano entre los árboles silvestres,
así es mi amado entre los mozos.
A su sombra apetecida estoy sentada,
y su fruto me es dulce al paladar.
Me ha llevado a la bodega,
y el pendón que enarbola sobre mí es Amor.

Rey Salomón
Versos iniciales del Primer Poema


Datos técnicos de la edición

    Para este Libro de Bibliofilia “EL CANTAR DE LOS CANTARES” del Rey Salomón, prologado por Luis Alberto de Cuenca y presentado por Ángel Pina Ruiz, la Artista OUKA LEELE ha realizado 21 serigrafías originales firmadas a mano con lápiz de 43 x 31 cm., cada una, y 21 dibujos incorporados en el texto.

    La impresión del Libro se ha efectuado en “Industrias Gráficas Jiménez Godoy, s.a.” utilizando papel de 240 gramos, fabricado con pura celulosa ECF, con un pH neutro.

    Las serigrafías originales en GMS Serigrafía Artística, sobre papel de 240 grs. fabricado con pura celulosa ECF, con un pH neutro.

    Consta de los siguientes ejemplares: para el Depósito Legal 6, del 1 al 295, de la A a la L para colaboradores, en números romanos I a LXX, y 15 pruebas de autor, habiendo sido las 21 serigrafías originales de cada Libro numeradas por el editor y firmadas a mano con lápiz por OUKA LEELE.

    El diseño correspondió a Pedro Manzano.

    A EL CANTAR DE LOS CANTARES DEL REY SALOMÓN le ha sido concedido por el Ministerio de Cultura el Primer Premio Nacional a los Libros Mejor Editados de Bibliofília en 2003.